SILENCIO

Su nombre era silencio, la niña del corazón agrietado, y los pájaros en la cabeza.
La leyenda dice que cada vez que sonríe una margarita vuelve a crecer, a nacer, a creer.
La niña que vino del mar, llora cada noche porque sus lágrimas no aprendieron a volar.
Ama tan fuerte que ahoga a las nubes y las hace llover.
Sus letras le dan voz a los ausentes, y la hace renacer.
A veces se vuelve diluvio de arena en un desierto vertical, y en cada suspiro une cada fragmento de soledad.

Dicen que se vuelve olvido en cada atardecer mientras viaja a los recuerdos en un barquito de papel.

Confieso que sufro de dislexia y disgrafía. Además, sufro de impulsos espontáneos de escribir que te amo y de delirios de enamoramiento puro.

Soy una esquirla de material de segunda. Costuras abiertas, melancolía y esta soledad que parece inscrita en la etiqueta.
Mi espacio se reduce a un minúsculo círculo, uno con vicios y paredes cuadradas, donde los verdes me salvan de la caída.
No soy más que retazos, trozos y destrozos.
Vivo en la avenida de los condenados, de los cuerpos rotos.
Soy mi propio búnker, mi refugio nuclear. Soy hoja seca. La basura que arrastran las olas. 
Soy el caracol desapareciendo en su concha y el erizo recubierto de púas. Prohibido el paso. Uróboros y el eterno retorno.
El letrero de la puerta avisa que el perro muerde, que la zona es radioactiva, y que el peligro es mortal.
Soy aquello que perdiste alguna vez en el mar.
Hace algunos años,
hace mucho tiempo atrás, colgada de una nube. 
Sin saber qué hacer y sin tener un lugar donde escapar.
Silencio soñaba tan fuerte que un día cayó de una nube y murió.

Una lágrima cae.
Me presento, mi nombre es Noé,
si..
Seré tú consuelo.